Actualmente se habla mucho de educación centrada en la persona, y en la mayoría de las ocasiones se hace referencia a la importancia y necesidad de adaptar el proceso educativo a cada estudiante.
Sin embargo, en esta ocasión queremos compartir un enfoque distinto a ese mismo término, entendiendo que la educación es un proceso de personas para personas, es importante y necesario también centrar la vista y atender a las características y necesidades de cada docente, para que a su vez, pueda atender y acompañar el proceso educativo de sus estudiantes.
Para esto proponemos el siguiente esquema, adaptado de la propuesta original de Lilian Katz, que caracteriza el proceso de desarrollo de un docente, así como las necesidades propias de cada etapa. Idealmente, los temas deberían ser dialogados y acordados entre docentes y el equipo de líderes de la institución para que verdaderamente respondan, no solo a las necesidades, sino también a los intereses que se tienen.
Supervivencia
La primera etapa implica que prácticamente todo son experiencias nuevas para la persona, por lo que sus necesidades son de apoyo en el momento y lugar de su práctica, así como asistencia técnica, ambos constantes, por lo que se recomienda que estas actividades sean realizadas por personal calificado y que tenga estas funciones dentro de la institución (coordinación, dirección, asesoría técnico-pedagógica, etc.); puesto que es muy probable que puedan presentarse situaciones que no sepa cómo manejar, tanto de manejo y uso de los recursos, como de adaptación de su planeación, variedad de estrategias, entre otras.
A esta etapa es importante considerarle una duración de mínimo un año, ya que, incluso cuando la persona tenga experiencia y esté llegando a una institución distinta, ese ciclo, será la primera vez que vive cada uno de los momentos en esa cultura y de esa manera y con ese tipo de estudiantes, aunque, claro está que el nivel de apoyo y asistencia que requiera puede variar.
Estabilización
La segunda etapa ocurre una vez que la o el docente ya son capaces de realizar los mínimos de su labor sin complicaciones; entonces, ya estando con una mayor seguridad y tranquilidad es que pueden estar más receptivos y les puede beneficiar el tener comunicación con especialistas, así como con otros docentes y consultores (personas expertas externas a la insitución y que por lo tanto no tienen una frecuencia tan alta en el proceso).
También es importante continuar con el proceso con quien(es) le acompañaban dentro de la institución, pero en vez de ser un apoyo constante, se puede volver ya, una asistencia, que incluso puede ser programada y solicitada por el propio docente. Esta etapa suele durar entre uno y dos años y medio.
Consolidación
En la tercera etapa del proceso la o el docente termina de afianzar su labor, ampliando y variando sus estrategias y recursos y pudiendo empezar a adaptar el diseño e implementación de sus experiencias de aprendizaje a cada estudiante, dejando de ser una práctica genérica para todo el grupo; esto lo puede hacer gracias a la seguridad que ha adquirido respecto a la labor que realiza.
La duración aproximada de esta etapa es de uno a dos años y va a depender en gran medida de las oportunidades de participación o aprovechamiento de recursos, ya que a través de estos podrá ampliar su repertorio.
Maduración
La cuarta etapa corresponde al periodo en que, teniendo ya la teoría, se requiere de tiempo para que su práctica se vuelva natural y sencilla, para poder adquirir la maestría y el dominio necesarios para un diseño de experiencias de aprendizaje que responda a las necesidades e intereses de sus estudiantes, siendo flexible en el momento para adaptarse a cada estudiante.
Sin embargo, la formación no se debe detener, es por esto que se sugiere seguir participando de actividades y poder así mantenerse en una actualización constante. Esta estapa se estima que dura dos años.
Renovación
En quinto lugar, y para ir más allá de una actualización permanente, la renovación propone el proceso de formación como mentor o coach, pudiendo así acompañar y ayudar a otros docentes en al menos un área específica de su práctica; además de esto, se puede entonces asumir un reto particular como una metodología nueva, lo cual implicará detonar nuevamente el proceso, tal como se explica más adelante.
Esta quinta etapa se recomienda iniciarla no antes de los cinco años de experiencia y tiene una duración indefinida, especialmente si se considera que cada que se determine un nuevo tema de interés para especialización, se repite el ciclo.
Cabe destacar, como se indica en las notas al pie de la imagen, que los periodos de tiempo son aproximados y dependerán de cada persona, siendo influidos también por su formación previa, la cultura de la institución en que colabora, etc.
Además, este proceso no se vive una única vez, por supuesto se vive al empezar la experiencia en la labor docente, pero se repite, aunque puede ser de manera un poco más acelerada, al iniciar un proceso nuevo, mismo que puede ser la implementación de una metodología nueva como el aprendizaje basado en proyectos, al ingresar a una institución educativa distinta (por las características y procesos particulares de la misma), o al modificarse la modalidad en que se trabaja (presencial, virtual, híbrida, etc.).
Es importante considerar también que, salvo las necesidades propias de la etapa de supervivencia, conforme un docente avanza, conviene que siga integrando, además de los nuevos recursos o estrategias de formación, algunas de las propias de etapas anteriores, por ejemplo, el dialogar y darse consejos entre pares, es una práctica que se sugiere se mantenga, sin importar si está en la etapa de consolidación, maduración o incluso en la de renovación.
Confiamos esta propuesta te ayude, seas docente o líder educativo para tener una mayor claridad respecto a las necesidades de formación para un óptimo desarrollo profesional docente, y aunque entendemos que hay algunas estrategias que se implementan a la totalidad de un equipo o plantilla, lo ideal es lograr adaptar e integrar algunos otros apoyos o recursos para que cada docente pueda avanzar en su proceso.
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