Tal vez en una o varias ocasiones nos ha pasado que ponemos una calificación a nuestros estudiantes enfocándonos en su producto terminado, sin poner comentarios específicos, e incluso pasando por alto el proceso, pues quizá la carga administrativa nos puede consumir al grado que sacrificamos el elemento más enriquecedor del proceso enseñanza-aprendizaje: la retroalimentación. ¿Qué le ayudará más a crecer a nuestros estudiantes, un número o una retroalimentación clara y continua?, e incluso ¿cuántas veces nosotros mismos como docentes queremos una retroalimentación para saber cómo va nuestro proceso e identificar aquello en lo que podemos mejorar?
La retroalimentación tiene un poder impresionante en el proceso de aprendizaje y desarrollo, pues permite a través de una conversación personalizada que la persona tenga claridad sobre lo que se espera de ella, descubra información esencial sobre su desempeño e identifique sus fortalezas y talentos, así como sus áreas de oportunidad, logrando aterrizar en acciones y estrategias aquello que necesita para seguir creciendo y poder superar nuevos retos. Por ello, es indispensable integrarlo en nuestra práctica docente como algo prioritario.
Para que la retroalimentación realmente ayude a la persona en su crecimiento debe cumplir con tres características o elementos clave:
- Ser continua: brindar un seguimiento y acompañamiento sostenido.
- Ser descriptiva: comunicar aquellos elementos clave que den claridad a la persona sobre lo logrado y lo que hace falta trabajar.
- Hacerse a tiempo: cuidar que la retroalimentación sea lo más pronto posible una vez ejecutada la actividad, observación o tarea en específico.
- ¿Hacia dónde voy? (feed up): informar acerca de los objetivos, que la persona tenga claridad en qué es lo que se espera, cuál es la expectativa.
- ¿Cómo me desempeñé? (feed back): comunicar los avances o los logros en relación a lo esperado en la actividad o tarea.
- ¿Qué relación existe con el siguiente paso o lo que viene después? (feed forward): identificar las fortalezas que tiene para enfrentar los siguientes retos, así como lo que será importante trabajar para avanzar hacia el logro de los siguientes objetivos.
- Nivel de la tarea: explicar si el trabajo cumple o no con los criterios establecidos previamente.
- Nivel del proceso: realizar comentarios en relación al proceso que hay detrás de la actividad o tarea final, por ejemplo mejorar en la capacidad de reflexión, en la atención a las indicaciones o en la habilidad del trabajo en equipo, entre otros.
- Nivel de la autorregulación: realizar comentarios que permitan a la persona hacer introspección para identificar sus fortalezas y áreas de oportunidad.
- Nivel de la evaluación personal: comentar aspectos positivos o palabras de aliento.
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