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Innovación educativa, ¿qué es en realidad?

Hablar de innovación es muy fácilmente relacionable con distintas empresas, las de tecnología por excelencia, desde hace incluso más de 20 años; por otro lado, fue hace quizá unos 5 años que se empezó a hablar con mayor constancia de la importancia de tener innovaciones en las instituciones educativas.

Empecemos por establecer qué es la innovación. De acuerdo con la OCDE, la innovación es "la implementación de un producto (bien o servicio) o proceso nuevo o significativamente mejorado, un nuevo método de mercadotecnia, o un nuevo método organizacional de prácticas de negocio, organización del lugar de trabajo o las relaciones externas".

En el caso de las instituciones educativas, podemos considerar (1) la introducción de nuevos productos tales como los libros de texto, sistemas, syllabus o recursos educativos; (2) nuevos procesos para estos servicios, al migrar a la virtualidad, desarrollarlo de manera híbrida o la integración de metodologías distintas; (3) nuevas maneras de organizar las actividades haciendo ajustes en el horario, a la manera de comunicarse con los estudiantes, y sus familias, o integrando nuevas estrategias de trabajo y colaboración para sus docentes; (4) nuevas estrategias de mercadotecnia que pueden ser costos diferenciados, o la integración de estrategias distintas en redes sociales. Cada una de estas estrategias debe tener como enfoque mejorar la educación que se brinda.

Sin embargo, no  es lo mismo realizar un ajuste a un proceso o introducir un recurso novedoso, que cambiar por completo el horario y las metodologías didácticas que se implementan. Es por esto que Greg Satell desarrolló la siguiente matriz en que presenta cuatro tipos de innovación, dependiendo del grado de definición del problema que se pretende resolver y del grado de definición del área o dominio.


Investigación básica. Es una realidad que ninguna gran innovación llega completamente formada, siempre se inicia con el descubrimiento de un nuevo fenómeno. Es por ello que desarrollar una cultura de curiosidad e indagación, o incluso de investigación-acción, es fundamental en las instituciones educativas, para lo cual la observación y registro es imprescindible, así como la colaboración, al interior y exterior de la comunidad educativa. De igual manera, la constante capacitación docente, ya sea formal a través de cursos, talleres, mentorías, etc., o informal, desde la lectura y análisis de libros, artículos, conferencias, entre otros.

Innovación de descubrimiento. En ocasiones, al enfrentar un problema bien definido pero con alto grado de complejidad, la mejor opción es explorarlos desde la perspectiva de otras áreas o dominios, ya que paradigmas distintos puede ser justo lo que se necesita para encontrar una solución eficiente. Es por esto que la colaboración entre docentes de distintas disciplinas, e incluso personal de diferentes áreas (administrativos con académicos), puede ser verdaderamente benéfico en las instituciones educativas, así como colaboraciones con personas de otras instituciones u organizaciones.

Innovación disruptiva. En situaciones en que la base del juego, o dicho de otra manera, cuando el mercado o el mundo cambia, buscar mejorar lo que haces o la manera en que lo haces no sólo no es suficiente, sino que te puede hacer desaparecer; en estas ocasiones es necesario reinventarse de manera profunda, entendiendo las nuevas necesidades para buscar un nuevo producto o servicio que responda a ellas y las resuelva de la mejor manera posible. En educación, al igual que en muchas otras industrias, la pandemia del COVID-19 nos ha puesto en una encrucijada de este tipo, es necesario, por lo tanto, replantear los propósitos de la educación y las instituciones educativas para poder construir la educación que cada estudiante necesita desde hoy y para el futuro.

Innovación sostenida. Es en este cuadrante que la mayoría de las innovaciones suceden, se logran en equipos y organizaciones que constantemente buscan hacer mejor lo que ya hacen y también hacerlo de mejor manera (pudiendo innovar en el producto/servicio o en el proceso), sin embargo, es importante destacar que no se dan por arte de magia, se alcanzan cuando se tiene una buena comprensión de lo que se hace y de los problemas que se enfrentan. De esta manera cobran sentido las inversiones que algunas instituciones educativas hacen en cuestión del tiempo de su personal para analizar, dialogar y trabajar en esto colaborativamente de forma periódica, en vez de únicamente enfocarse en la realización de las actividades operativas.

Como instituciones educativas que buscan mejorar de manera continua para que cada estudiante aprenda y se desarrolle de la mejor manera posible llegando a ser una persona de bien y éxito, es necesario no únicamente adoptar innovaciones de otros, sino construir una cultura de innovación con todo lo que ello implica.


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